A partir de diciembre el gigante de las búsquedas cerrará las puertas a su servicio de realidad virtual llamado Lively, el cual fracasó en su intento de destacar frente al concurrido mundo de esta modalidad virtual, en donde Second Life es sin duda el gran líder. La compañía Google cerrará su página web de experiencia virtual en tres dimensiones a finales de año, para centrarse más en sus negocios de búsquedas, publicidad y aplicaciones.
La empresa indicó en su blog que apoya la experimentación, aunque añadió: «También hemos aceptado siempre que cuando corres esta clase de riesgos, no todas las apuestas van a salir bien».
«Lively», que ofrece personajes virtuales que se mueven en tiempo real, conocidos como avatares, y gráficos tridimensionales para reunir los avatares en habitaciones virtuales, se lanzó en julio para competir con el popular Second Life de Linden Lab.
Se trata de una especie de universo tridimensional en el que los usuarios crean un personaje virtual (avatar) con el que pueden chatear e interactuar con otros avatares, dentro de unas habitaciones 3-D que se pueden encontrar tanto en la web de Lively como insertadas en otras webs.
Cada avatar podía ser personalizado de acuerdo a las preferencias de los usuarios, así como las habitaciones en los que se desenvuelven. Además, se podían intercambiar fotos y videos, o visitar los espacios personales de otros usuarios.
En septiembre Google también anunció que Lively se utilizaría como plataforma para algunos juegos.
Como dicen por ahí, cuando se cierra una puerta se abre una ventana. Y en el caso de Google se lanzó el SearchWiki, pero también anunció que cerrará Google Lively, un mundo virtual al estilo Second Life de la gran G.
A Google le gusta experimentar, y es por eso que se lanzaron con este servicio que era un tanto más fácil de usar que Second Life ya que el instalador era mucho más liviano e integrado en tu browser.
Pero a pesar de la cantidad de usuarios y salas abiertas, después de 5 meses de su lanzamiento Google decidió descontinuar el servicio a fines de este año para concentrarse en las búsquedas, aplicaciones y publicidad.
Dicen que el mejor visionario es el que sabe cuando retirarse. Ahora Lively vivirá en el cielo de las aplicaciones que no lo lograron, y también en el fondo de los corazones de quienes lo alcanzaron a usar.
El fiasco de este espacio virtual nos deja una enseñanza clara: el poder de una marca, Google en este caso, no basta para convertir en éxito un proyecto que, por otra parte, ni tan siquiera tenía el atractivo del que ya estaba en el mercado.
