Silenciosa y calculada: así es la nueva ecuación del fraude. El fraude de identidad sintética se amasa a fuego lento, sin levantar sospecha, aprovechando los descuidos de las personas y vulnerabilidades y brechas de los sistemas. Los usuarios han de ejercer un rol activo para detectar posibles estafas y, a la par, las entidades financieras han de implementar sus estrategias y herramientas para prevenir y detectar el fraude con antelación
Una solicitud de crédito con el nombre completo, un historial financiero limpio y un domicilio consistente. Facturas, extractos bancarios y correspondencias que respaldan la información facilitada. El sistema convencido de que el historial es legítimo aprueba el préstamo en cuestión de segundos y los fondos son desembolsados. Es el cliente perfecto que toda entidad quisiera tener. Tres meses más tarde, los rastros se desvanecen. El domicilio, aunque válido, nunca había sido visitado ni contrastado, las conexiones digitales demasiado limpias y el titular nunca responde a las llamadas. Cuando el equipo de cobros intenta hacer un seguimiento, no encuentra a nadie. Solo silencio. El estafador ha desaparecido y la recuperación se vuelve casi imposible. No hay una persona a quien notificar, no hay identidad que rastrear. El dinero se ha ido, la cuenta está vacía, cerrada y lo único que queda es la pérdida económica que nadie vio venir. Tras indagar, se constata que no era una persona física, sino una identidad sintética. En definitiva, un buen puntaje crediticio no garantiza que quien solicita un crédito sea quien dice ser. Un historial limpio no descarta el fraude.
La nueva ecuación del fraude: silenciosa, calculada y ejecutada por una red con experiencia que conoce las brechas y sabe cómo colarse sin levantar sospecha. El fraude de identidad sintéticase crea a partir de información real y datos creados para evadir los sistemas diseñados por las entidades financieras. Forma parte del día a día y se cocina a fuego lento, poco a poco; al principio con cuestiones de menor rango contratando una línea prepago, una cuenta corriente o un crédito en una tienda y, tras unos meses de buen comportamiento, aumenta la escala de actuación solicitando préstamos mayores y con mayor riesgo. Es un fraude muy calculado.
¿Y si esa identidad utilizara algunos de sus datos? Los clientes, además de las entidades financieras, pueden ser utilizados y convertirse en víctimas directas si su información personal es parte de una identidad fraudulenta. Los estafadores pueden construir una versión falsa de cualquier persona, se infiltran silenciosamente creando identidades fantasmas que superan todos los controles de verificación.
Ante el crecimiento y la sofisticación de los fraudes, el usuario debe ejercer un rol proactivo. Su buen comportamiento es el mejor antivirus o cortafuego para detectar y frenar las amenazas. ¿Cómo pueden los usuarios prevenir o detectar el fraude? Algunas acciones sencillas, pero muy eficientes, son:
- Proteger siempre la información personal, no compartir identificación ni dirección ni información confidencial en correos no verificados o páginas sospechosas.
- Revisar el historial crediticio con asiduidad, verificar los productos financieros y los movimientos.
- Activar las notificaciones y alertas, configurar las cuentas para recibir notificaciones siempre que se produzca algún movimiento.
- Desconfiar de las ofertas demasiado buenas, comprobar quién se encuentra detrás.
- Denunciar y contactar con la entidad, ante cualquier duda o notificación no reconocida.
No es necesario que roben todo el perfil de un usuario, a veces con el nombre y una dirección creíble ya están construyendo una identidad que puede afectar a cualquier usuario. La detección y prevención temprana son claves para frenar este tipo de fraude. Las pérdidas económicas por fraudes crecen más y más cada año; en 2024, alcanzaron los 12.500 millones de dólares debido al incremento del fraude de las identidades sintéticas y de las estafas digitales. Solo los otorgantes de crédito perdieron 3.200 millones de dólares por fraude sintético en 2024 y se estima que alcancen los 5.000 millones en este 2025.
Los estafadores se mueven con rapidez y utilizan las mismas herramientas de IA que los bancos. Las entidades financieras deben adaptarse y enfrentar estos riesgos, incorporando tecnologías y estrategias de decisión en tiempo real, tanto para ellas como para sus clientes habituales. Los mejores sistemas actuales, según GDS Link Modellica, combinan defensa en capas, análisis de vínculos, controles de velocidad y datos de consorcios antifraude para identificar patrones sospechosos antes de tomar una decisión. No es solo inteligencia, los equipos necesitan saber con antelación, si el solicitante es real, localizable y confiable, no pueden permitirse analizar solicitudes sospechosas después. Por eso, apuntan desde GDS Link Modellica, es imprescindible tomar decisiones eficientes e inteligentes en tiempo real y con simulaciones personalizadas e integradas, capaces de redefinir y evaluar el crédito durante todo el proceso, desde la originación hasta la cobranza. El objetivo no es decir sí o no, sino entender qué hay detrás de cada caso y mantenerse alerta siempre, incluso después de haber concedido el crédito.
GDS Link Modellica, de GDS Link, es un referente en tecnología decisional y analítica para la gestión del riesgo crediticio. Sus soluciones permiten a las instituciones financieras automatizar decisiones, reducir la exposición al riesgo y mejorar la rentabilidad mediante el uso de Inteligencia Artificial y modelos predictivos avanzados. Con presencia en 46 países, la compañía sigue redefiniendo los límites de lo posible en la industria financiera global. Para más información, visitar www.gdslink.com.