«Pocas cosas hay más gratificantes que hacer aquello que te gusta, que te paguen muy bien y que obtengas un gran reconocimiento»
O, al menos, eso es lo que suele pensar la gente. Por ello, cuando Jürgen Klopp anunció a finales de enero que dejaba su trabajo como entrenador del Liverpool Football Club a finales de año porque se estaba quedando sin energía, muchos no lo entendieron. Pero es un recordatorio de dos cuestiones fundamentales: «una que la energía es un elemento vital en nuestras vidas y aspiraciones profesionales, y la segunda es que sigue siendo un tema aún poco explorado en la sociedad, en especial, en la parte alta de la cadena de dirección».
A los directivos ejecutivos, aquellos que mandan en las organizaciones, les suele encantar hablar del difícil recorrido que han seguido hasta llegar a su posición. A través de conferencias, libros o entrevistas nunca evitan verse a sí mismos como un virtuoso equilibrio entre habilidad y ambición, entre preparación y suerte, de tal manera que son ellos mismos la fiel encarnación del trabajo duro. No obstante, pese a ese alarde de sinceridad desmedida, rara vez se detienen en otro concepto clave como la energía.
«La energía es uno de esos factores que diferencia de forma fiable a los jefes de los subordinados», sentenciaba recientemente uno de los columnistas estrella de la prestigiosa publicación The Economist. Estos tienen que mostrar su cara a los empleados con regularidad, y no puede ser la cara de alguien que parece que no ha dormido en dos semanas. Tienen que complacer a la junta directiva, conocer inversores, asistir a interminables eventos de networking y sacar tiempo para el trabajo real. «Es agotador contemplarlo, y mucho más hacerlo», concluía.
Y pese a la importancia vital de la energía, apenas se habla de ella, de cómo conseguirla, de cómo gestionarla o de cómo transmitirla. No obstante, poco a poco se va convirtiendo en un tema más abierto y algunos especialistas han empezado a asomar la cabeza para hablar de un tema fundamental. Esa es una de las principales causas que llevaron al Licenciado y Contador Leandro Maifredini, emprendedor y consultor multidimensional, hasta el Foro de Davos, el epicentro de la economía y finanzas mundiales durante algunos días de enero, para impartir su ponencia bajo el título: ‘El liderazgo del futuro y la perspectiva energética’.
Maifredini desarrolló el concepto de «Energy Intelligence (EI)» aplicado al Management de organizaciones y empresas, como una forma de entender las compañías «como un sistema energético, con sucesivos intercambios de energía que se suceden entre sus stakeholders». Además, durante la ponencia pudo profundizar en detalle y con casos concretos de empresas que actualmente asesora (con ejemplos de Finlandia, Noruega y Luxemburgo). Y es que tanto grandes empresas, como startups o family business de diferentes tamaños de diferentes partes del mundo como Noruega, Panamá, Francia y Sudamérica ya aplican las novedosas prácticas del Energy Intelligence beneficiando a sus accionistas, colaboradores y los distintos stakeholders externos.
Resultados demostrables
Por último, se hizo hincapié en que cada paso que se da en el concepto Energy Intelligence está avalado con datos precisos, gracias a las mediciones del sistema. De hecho, la presentación incluyó un detalle sobre las herramientas utilizadas en el EI Management: la Consultoría Multidimensional, la Capacitación y entrenamiento en eI y las experiencias vivenciales. Todo ello, forma el núcleo de una nueva forma no solo de ver el futuro directivo o empresarial, sino también como una parte muy importante de la vida. Y es que, pocos días después de esa conferencia, el anuncio de una celebridad como Klopp de que se había quedado «sin energía» no hizo más que poner aún más en el mapa el concepto de Energy Intelligence.
Fuente Comunicae