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Enfadarse por Email…

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Reproducimos un informe escrito por Ana S. Cruzat, que nos resulta muy interesante sobre el uso del correo electrónico para comunicarnos, merece la pena dedicar unos minutos a su lectura:
«Recibimos muchos e-mails, ya no sabemos estar 24 horas sin consultar el correo y hemos entrado en una dinámica de abrir-leer-responder sin tiempo para pensar qué o cómo contestamos. Y a veces eso trae consigo malentendidos y enfados, tanto a nivel personal como profesional, especialmente cuando el correo va dirigido a varios interlocutores».
Lo dice la consultora Mayte Rodríguez, una de las expertas que ha participado en un estudio que revela que seis de cada diez personas se han enfadado por un email.

Las palabras se las lleva el viento. Pero ¿qué ocurre con las de un correo electrónico? La respuesta es evidente. Podemos releerlo y reenviarlo a cuantas personas queramos, pero también interpretarlo a nuestra manera. Y muchas veces no damos a un mensaje el mismo sentido que quiso darle el remitente. O eso es lo que le ha ocurrido alguna vez al 63% de los receptores.

Destaca la tendencia de sustituir las llamadas telefónicas por emails, el 84% de los trabajadores lo hace.

«Cuando escribimos tenemos que ser mucho más cuidadosos que cuando hablamos porque no tenemos información extra que nos ayude a interpretar el mensaje…»

dice Pablo Claver, director general de la consultora que ha hecho el estudio, Global Estrategias/Demos Group.

Pensar para responder

Responder rápidamente, apenas sin reflexionar sobre lo que decimos, el hecho de no sentirnos intimidados por la presencia física del otro o la ausencia de comunicación no verbal que nos ayude a interpretar el mensaje son algunas de las causas de enfados y malentendidos. Los hay de todo tipo, desde la hora de una reunión o un comentario que llega junto a la petición de un informe, hasta los directamente personales.

Los correos que más molestan, aunque muchas veces no se admita públicamente, son los toques de atención de un jefe «con copia a todo el mundo».

El objetivo del estudio era conocer el uso que hacemos del correo electrónico. Se ha hecho a través de encuestas a trabajadores de empresas de toda España. Entre las principales conclusiones destaca la tendencia de sustituir las llamadas telefónicas por emails (el 84% reconoce hacerlo a menudo aunque, en muchos casos, su interlocutor esté en la mesa de enfrente o en un departamento próximo).

La explicación más extendida para escribir en lugar de llamar es la posibilidad de poder hacerlo a cualquier hora y su eficacia a la hora de comunicarnos con varias personas a la vez.

Con copia a todos

Los correos que más molestan, aunque muchas veces el receptor no lo admita públicamente, son los toques de atención de un jefe «con copia a todo el mundo». En esos casos:

«… aunque el trabajador no transmita su queja al remitente, sí se lo cuenta al compañero, se generan rumores y se crean conflictos. Además, un pequeño toque con buena intención se puede convertir en una gran bronca si todos responden a todos …»

Asegura Rodríguez.

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